viernes, 24 de marzo de 2017

Lecturas contemporáneas sobre "Facundo".


Este aspecto de la Unidad II: "Filosofía y Nación", propone recorrer algunas re-lecturas de Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas.

Actividad:
Seleccionar alguno de los textos propuestos
 y realizar una síntesis que exprese la clave de lectura que el autor escogido pone en juego para interpelar la obra de Sarmiento. 

18 comentarios:

  1. Facundo es un texto escrito por Domingo Faustino Sarmiento que relata las impresiones del autor, quien en ese momento se encuentra exiliado en Chile, acerca del gobierno y las guerras civiles pos-independencia, que se estaban produciendo en Argentina, su país natal. Sarmiento se pregunta por el enigma de la organización política de la República y se propone resolverlo. Tomando la figura del caudillo Facundo Quiroga como guía, comienza un camino de descubrimiento acerca de su país, su tierra, su cultura, sus personajes, para poder desentrañar la clave que lo ha llevado a tan desmoralizante situación: no solo el comienzo de guerras internas que destruyen la organización y el orden social sino también el gobierno de Juan Manuel de Rosas, personaje que, según palabras de Sarmiento, es la encarnación fría, calculadora y sin pasión de Quiroga, el gaucho caudillo que mata con pasión, “bárbaro, valiente, audaz”.
    Haciendo uso de un lenguaje repleto de metáforas, alegorías, simbolismos y figuras, Sarmiento categoriza y nombra la realidad que descubre y en la cual se pierde, fascinado, ya que su discurso, que pretendía abogar principalmente por el orden social y político, por un saber ilustrado y racional, se ve alterado y empequeñecido, dando mayor espacio y voz a otros saberes, prácticas y personajes que no solo vienen desde la tradición gauchesca, sino que también son lo que él mismo considera la barbarie.

    Primeramente puedo pensar que las categorías que pone en juego como civilización, barbarización y salvajismo son aportes para pensar cómo continuamos percibiendo nuestras vivencias históricas en Argentina. Sirve para preguntarnos si hoy en día seguimos poniendo en juego categorías contradictorias y dialécticas para analizar nuestra realidad social, no solo nacional sino también en relación con el mundo.
    La posibilidad de interpelar y poner en cuestión ciertos conceptos de análisis como lo son la barbarización o la civilización, permitiría abrir el espacio para ensayos de respuestas que rompan la dialéctica y permitan leer y mirar nuestro territorio, nuestros personajes y nuestro presente de otra manera.
    De todas formas, también pienso que, más allá de la contradicción más visible entre civilización y barbarie, el hecho de que en varias ediciones se utilice la conjunción “y” en vez de “o”, nos muestra que, entre ambos conceptos tal vez no hay tanta distancia, sino que conviven y se entremezclan, y que si desvelamos su cara más visible, los encontramos conviviendo constantemente en el fondo de nuestra historia y nuestras ideas.

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    1. Nos resulta muy interesante que propongas pensar si todavía hoy, cuando nos pensamos a nosotros mismos, continuamos poniendo en juego categorías contradictorias. Quizá, también cabe reflexionar acerca de cuáles son las consecuencias de subsumir la complejidad de lo social a esquemas dicotómicos y antitéticos.

      Saludos!

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  2. El Facundo es una obra profundamente argumentativa que demuestra la variedad de recursos a los que se puede acudir para construir la eficacia y atractivo de una idea; estadísticos, morales, populares, cultos, literarios, en este último punto, casi dándole a la obra un tinte de epopeya argentina en la espectacularidad de la tierra, en la habilidad y salvajismo de la gente que la ocupa, en ese pasado de peligros donde los hombres cocían a sus enemigos en los campos o eran devorados por bestias, en las revelaciones –recordemos que el mito explica un origen– que implica ese espíritu imponente de Facundo, en los sucesivos enfrentamientos con los héroes de la independencia, que aparecen revestidos de gloria, y así podríamos seguir. Tal vez la multiplicidad de factores que intervienen en la obra –estéticos, filosóficos, geográficos, políticos– se deba a la multiplicidad de la formación del autor, como en la multilateralidad de sus objetivos: derribar a un tirano, expulsar de su patria el gobierno de lo salvaje, llamar al extranjero a poblar y traer el progreso, crear una obra estéticamente atrayente. Quizá la cuestión más problemática en la obra es su eficacia: algunas páginas –ejemplo de sus descripciones elogiosas de los gauchos que quiere minimizar– se entienden mejor desde un sentido literario que desde el sentido de su intención golpista. Creo que en este punto el autor se dejó seducir por el lado literario de su formación –él reconoce en su trabajo que «si bien las condiciones de la vida pastoril dificultan la organización política, dan a la literatura el destello de las escenas naturales y la lucha entre la civilización y la barbarie» –lo que no significa que eso sea inocente; Sarmiento conoce que –más en aquella época –una obra de un tamaño que trascienda fronteras disciplinares pueda llegar mucho más lejos en la recepción que un simple tratado, no ajeno a lo que significó la Historia de Carlos XII o las mismas Cartas Persas de Montesquieu.
    Desde un punto de vista filosófico, el Facundo se instaura en este discurso en tanto desenmascara o busca desenmascarar un origen, entender el por qué de la situación actual, pero no obstante, es profundamente ideológico, y el ocultamiento-justificación está tan bien manipulado que parece no quedar otro punto de vista que el suyo: ejemplo puede ser el de Artigas, a quién describe como un simple rebelde contra toda causa, desatendiendo que la lucha del caudillo oriental respondía a que «no luchaba contra la tiranía española para verla reemplazada por la tiranía porteña», es decir, a un federalismo más puro que cualquier otro. Otro ejemplo es el de los indios; apenas aparecen mencionados como invasores a las ciudades, que solo roban y destruyen, completamente ajeno al derecho de su existencia.
    En fin, el Facundo representa un modelo de la persuasión y el panfleto político, no exento de las exageraciones que requiere el género, pero que sin dudas revela el ingenio singular que llevó al autor a ser determinante en nuestra historia.
    El valor de esta lectura hoy creo que en parte está en concientizarse sobre el valor de la dicotomía propuesta. El progreso hoy ha generado poderes casi incuestionables que abusan de su impunidad y destruyen en proporciones enormes. Hay que redefinir entonces qué es civilización. Si la civilización es un modo de vida capitalista, liberal, y la barbarie, autosuficiente y proteccionista, no es más que la lucha entre dos modelos. Ahora bien: si entendemos la civilización como la convivencia sana con el otro en pos de un bienestar común y cada vez mayor, encontramos que los conceptos se diluyen y la barbarie opera en sectores sociales y económicos bien diferenciados, siendo más peligrosa no solo en aquellos donde más ignorancia y necesidad se manifiesta, sino en aquellos que manejan las armas de control y manipulación.

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    1. Es interesante el señalamiento de una de las operaciones filosóficas que Sarmiento pone en juego en El Facundo. En este caso, "desenmascarar un origen", o más bien, encontrar la génesis del orden instaurado para transformarlo.

      Saludos!

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  3. Facundo Price:
    En términos generales, podríamos decir que Facundo es una obra que pretende mostrar mediante tres partes la situación conflictiva que se vivía en la época. Tanto el desarrollo de guerras civiles como el gobierno de Rosas. Las dos primeras pretenden ser una justificación pormenorizada de tales situaciones, mientras que la tercera es más una descriptiva puntual del régimen rosista y una proyectiva sobre un nuevo modo de administración política del territorio.
    Teniendo en cuenta que la última parte es añadida con posterioridad, e incluso retirada y vuelta a incluir según conveniencia, podríamos decir que el despliegue dialéctico entre las categorías de civilización y barbarie que se aprecia en las dos primeras tiene su misma función: pretende ser una mostración de las características que originan la situación contemporánea a la obra, la necesidad de su finalización y aquello que es propio de un gobierno civilizatorio.
    Desde una visión filosófico-política, estimo valioso considerar la obra como un arma para combatir las contradicciones señaladas a su adversario político. Siempre a fuerza de contradecirlas, como decía Sarmiento.
    Partiendo de que el autor advierte la habilidad de Rosas para fijar sentidos, él mismo utiliza la herramienta de la palabra para desmontar la linealidad de la tradición política en la que supuestamente se inscribe el estanciero y lo reubica en la tradición “contraria”. En este sentido denuncia la apropiación que hace su adversario de la tradición política de la época de la Revolución (unitarios-federales) para señalar a sus opositores y él mismo reconstruye el significado de federalismo y posiciona a Rosas dentro de un unitarismo centralista y despótico.
    Asimismo, el sanjuanino se vale de todo tipo de ligazones para tal reconstrucción de sentido. No sólo el desplazamiento de tradiciones políticas, sino también la vinculación a “caracteres, hábitos y accidentes” geográficos.
    En síntesis, el Facundo no sólo constituye una herramienta de denuncia y proyección, sino también un instrumento político creador de sentido. Y por todo esto la valoro como una obra que no sólo nos muestra la situación de una época de nuestra historia, sino que también se constituye en un medio hermenéutico de nuestras prácticas políticas actuales, tanto desde el punto de vista de las apropiaciones históricas como de las construcciones de sentido.

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    1. Aquí también nos resulta interesante el señalamiento de otra de las operaciones filosóficas que el autor de El Facundo pone en juego. En este caso, el desmontar una construcción de sentido instaurada y su reconstrucción e inscripción en una dirección de sentido contraria.

      Saludos!!

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  4. La obra presenta ese dualismo predominante en la historia humana: el dualismo entre civilización y barbarie. Es cierto que hay ediciones que prefieren hacer uso del título de la obra usando, por un lado la conjunción copulativa “y”, o la disyuntiva, “o”. Pero la
    edición que me gustaría comentar es la edición alemana que se publicó hace ya 10 años. En este caso el subtítulo no es Civilización y Barbarie, sino que el título es Barbarei und Zivilitation. Esto no parece significar gran cosa, pero es muy sugestivo. Mi sospecha es que estos dos conceptos, barbarie y civilización, han estado lejos de ser considerados extremadamente dualistas. La interpretación actual sugiere que estos dos términos parecen estar en una relación recíproca (dialéctica por decirlo en otras palabras), una relación que constituye el motor de la historia humana. Lo que normalmente nos muestra la historia es, a modo de expresión del autor, es ese color colorado, es decir, como la violencia ha jugado su rol decisivo en el establecimiento de ciertas sociedades. No alguna historia alguna que se enfoque en la felicidad particular de un individuo o sobre la paz de una nación, sino más bien en la cantidad de sangre que se ha desparramado en el suelo para conquistar esa causa por lo que han luchado varias generaciones. La relación recíproca, en el orden que sugiere la edición alemana, considera la barbarie (o mejor dicho, la barbarización) como el primer peldaño que marca el punto de quiebre con civilizaciones anteriores, sólo para establecer una forma de civilización más adecuada. Pero esta nueva civilización no es para nada perfecta y alguien tiene que mostrar que algo nada, lo cual no sorprende que quien considere eso tiente a atacarla. Con sólo suponer una civilización, ya se está suponiendo un proceso de barbarización, un proceso que marca la apertura de nuevas fronteras del pensamiento. Esa fue mi sensación al leer esta obra, y el valor que ella misma representa es una forma de mostrar que, en este siglo XXI,todavía seguimos desparramando sangre, ese esparcimiento en nombre de la civilización es sólo una forma de nombrar esa violencia impulsada por intereses económicos. Lo que
    quise rescatar de esta obra, por decirlo de un modo, fue esa violencia en el sentido más originario que mueve al ser humano y, por tanto, al pueblo mismo que busca realizar su propia identidad, mostrar el motor que hay detrás de todo acontecimiento histórico y manifestar que una paz absoluta sería inconcebible, puesto que ella misma representa la paralización de todo progreso.

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    1. Quizá habría que matizar ciertas afirmaciones para no re-instalar hoy una filosofía de la historia. Ya que si bien la imposición de un determinado orden supone un ejercicio de la violencia -ya sea en el plano simbólico u efectivo- no podemos justificar su uso en nombre del progreso.
      Por otro lado, nos resulta muy interesante la mención que realizas sobre la edición alemana de "El Facundo". Aquí compartimos un link de la Revista Ñ en la cual hay una entrevista con el traductor para quienes estén interesados en indagar el tema: http://edant.revistaenie.clarin.com/notas/2008/08/09/_-01732949.htm

      Saludos

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. En el transcurso de la lectura me invadieron algunos interrogantes con respecto a la educación en la actualidad. Sarmiento proporciona algunos agentes causales de la barbarie que condicionan a los habitantes del campo argentino. Características como la gran extensión, la despoblación y la distancia, provocan que los individuos no puedan ponerse en contacto o concurrir a establecimientos educativos, estos requisitos son fundamentales para la proliferación de la civilización.
    En la actualidad la distancia sigue siendo un impedimento para lograr ponerse en contacto con la cultura, un claro ejemplo es la oferta cultural acotada que hay en la ciudad de Mendoza con respecto a Buenos Aires, y a su vez lo acotado de la oferta cultural de alguna ciudad del interior de nuestra provincia y la capital. Sin lugar a dudas, el uso de internet nos permite aproximarnos de una manera diferente a la cultura, pero considero que no se da con la misma intensidad y provecho que en persona.
    Esto último se traslada a otros aspectos como la educación formal, como por ejemplo la asistencia a la universidad. Alguien que habite próximo al establecimiento tendrá menos dificultades que alguien que pase varias horas diarias trasladándose. Actualmente se están practicando algunas técnicas de educación a distancia, pero, al igual que el método anterior, es insuficiente. El contacto con el docente, las discusiones en clase, ese intercambio vivo e instantáneo aun no puede ser emulado.
    Sin lugar a dudas ha habido avances y eso no puede dudarse, pero las distancias siguen existiendo y pesan. Todo esto sin nombrar la enorme cantidad de habitantes que no tienen la posibilidad de acceder a estas tecnologías, en ellos aun la distancia sigue siendo tan obstructiva como en aquella época. El caso de las escuelas rurales en donde a causa de que los chicos viajan grandes distancias, no asisten a diario y compartan el curso con distintos niveles, la educación se ve obstaculizada.

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    1. Es interesante revisar qué implicaciones tuvo la máxima "civilizar es poblar", también presente en otros escritores significativos de la época tales como J. B. Alberdi y advertir tanto sus supuestos como las consecuencias históricas de esos proyectos de nación.

      Saludos!!

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  7. Ezequiel.

    Civilización y barbarie categorías propuestas del autor en el esfuerzo por desplegar su realidad de vida, con una auto-conciencia histórica profunda. El ensayo nos revela la necesidad propia de comunicar a través de un sin número de descripciones simbólicas un presente antagónico determinado.
    Sus relatos gestan de forma permanente imágenes propias, autóctonas de nuestra flora y fauna, vida social, en referencia continua de valores a través de sus imágenes, la pampa, el gaucho, los caballos, el cuchillo, los vestuarios, el color colorado, la ciudad y la campaña, elementos propios, nuestros, sin recurrir a lo ajeno, lo europeo, pero con la necesidad y de manera explícita en los últimos capítulos de sumar a su causa a las potencias mundiales que Rosas nos negaba.
    El conocimiento es un elemento más puesto en juego en esa realidad dicotómica de arquetipos sociales, la pampa, el gaucho baqueano, y sus saberes singulares, desarrollados por una vasta experiencia individual, capaz de llevar al éxito en la batalla al bando menos favorecido, pero por lo mismo incomunicable, sin pretensiones de universalidad, lo propio de la ciencia y el progreso.
    Personalmente no me costó mucho dejarme llevar por un relato que por momentos creí que tenía como fin conducir mi afectividad de un lado a otro, reconociendo en la formación del caudillo Facundo algo que atentaba contra la emancipación de nuestra nación, a través de esa mecánica del terror operante, pero por otro el sin sentido de la opresión de Rosas que traicionaba hasta sus propios elementos de acción.
    Pienso que esta obra puede muy bien interpelarnos acerca de cuan comprometidos estamos por reconocer en nuestro presente las formas antagónicas que perviven desde nuestras prácticas más mundanas. ¿Cuál es el grado de estabilidad operante que estamos dispuestos a considerar y a soportar en el desarrollo opresivo del capital? ¿Hacemos un ejercicio de frecuente lectura de nosotros mismos y nuestros compromisos sociales que plasmen una interpretación del presente o vivimos una individualidad vana sin una necesidad de persuadir?

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    1. Resulta interesante el rescate no solo de las imágenes que pueblan el texto sarmientino sino, también la carga afectiva que soporta su escritura.

      Saludos!

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  8. Milagros Ravazzani

    El Facundo es una obra escrita por Sarmiento. En ella el autor realiza un diagnóstico de su tiempo en donde se juegan las polaridades civilización y barbarie. A lo largo del texto su autor se ocupa de caracterizar lo que él considera como barbarie. Esto se encarna en la figura del caudillo Facundo. Además, toma a la figura de Rosas como heredero de Facundo y lo muestra como un tirano. Por otro lado, la civilización está en total relación con lo extranjero. Pese al esfuerzo por diferenciar el antagonismo y hacer ver a lo extranjero como lo positivo y a lo propio como algo negativo, podemos ver a lo largo del texto algunos indicios que escapan a las intenciones primarias del autor.
    Intentar traspasar las categorías que utiliza Sarmiento a la actualidad nos lleva a preguntarnos ¿Quiénes son los barbaros hoy en Argentina? ¿Quiénes son los civilizados? ¿Quién a un triunfado? ¿Se puede hablar de triunfos? ¿El proyecto de país que Sarmiento propone hacía el final del libro se ha realizado? Como argentinos podemos entender que las posturas duales se mantienen hasta hoy, pero esto no debe entenderse como un problema en sentido negativo, sino que podemos comprender que las tensiones son parte del mismo movimiento de la historia y que lo importante es poder visibilizarlas, conocerlas, reconocerlas sin volverlas ausentes.

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    1. Resulta interesante el señalamiento de la escritura como un ejercicio crítico pero no transparente para el mismo escritor en la medida que habría "algunos indicios que parecen escapar a las intenciones del autor"

      Saludos!

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  9. Domingo F. Sarmiento en su obra de 1845 “Facundo, Civilización y Barabarie”, la cual aparece primeramente publicada en el diario El Progreso de Chile por entregas, es una obra difícil de catalogar desde lo estilístico y lo temático. Con claros tintes románticos, el autor elige su héroe, Facundo; hombre de los llanos riojanos, caudillo federal, bárbaro. Sarmiento nos muestra en él un personaje sanguinario, pero a la vez, no carente de cierta virtud. Otra impronta romántica la encontramos en la concepción de cómo la naturaleza puede incidir en la constitución de la conducta humana, en su modo de ser, o también; como lo telúrico puede constituir tipos de hombres. El autor nos describe la condición geográfica de la campaña, pero haciendo referencia constante a las implicancias que tiene ésta en el hombre, en su constitución cultural, social y política. La extensión es ese mal que aqueja a la Argentina en lo más intimo, sin embargo, en su seno, en las bastas soledades de la campaña surgen hombres a los que Sarmiento de alguna manera admira. El gaucho- que si bien los describe en general con cierta quietud intelectual- es poseedor de saberes específicos, a los cuales ejercen con gran habilidad y destreza. En qué medida, entonces, la civilización es extraña a la barbarie, si estos saberes, aunque de alguna manera son restringidos y hasta prosaicos, le han permitido a Generales la victoria en batallas, como a la justicia a ser más eficiente, al contribuir a la capturar de delincuentes e infractores. La diferencia la podríamos encontrar en la noción de progreso, ya que esta sabiduría gauchesca poco tolera los cambios y su enseñanza masiva, en consecuencias; una sociedad basada en saberes de este tipo estaría condenada inexorablemente al atraso. Sin embargo, no solamente encuentra en esos hombres condiciones exaltables, sino que ve en ello lo propio. Es por esto que el autor no condena a lo que él considera la barbarie, sino, más bien, la barbarización.
    En la actualidad, si bien hace tiempo que el Estado es garante del acceso de todos los habitantes a la educación formal, la calidad educativa no es igual en todas las instituciones escolares, lo cual suscita una segmentación que condiciona tanto el acceso al ámbito laboral, como la prosecución de estudios superiores. Es cierto que la problemática educativa es sumamente compleja, ya que la atraviesa factores económicos, culturales, políticos y sociales; no obstantes, una desigual calidad educativa en los niveles inicial y medio, y una falta de respuestas a problemáticas concretas en este ámbito concluye por estigmatizar a determinados sectores sociales. En consecuencia, en la esfera cultural de la sociedad aparecen dicotomías, por ejemplo, universitarios y los que no lo son.

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    1. Es interesante advertir los elementos románticos en la construcción del texto. Un filósofo argentino que se ha ocupado de señalar estas operaciones es Luis Juan Guerrero en su "Tres temas de filosofía en las entrañas del Facundo".

      Saludos!

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  10. Quizás pocos textos nos refieran como el Facundo de Sarmiento el emprendimiento de una obra tan precisa de determinación. Las imágenes que nos ofrece por medio de descripciones exuberantes, narraciones bélicas, anécdotas evocadoras, nos permiten acercarnos a una realidad viva en persona, en la persona del autor. Difícil resulta no acordar con él sus categorías básicas (civilización y/o barbarie) y, aún más peligroso, su caracterización de personajes y elementos históricos dentro de las mismas. La literatura le ha dado a Sarmiento el terreno elevado de un punto de vista atraparte, una perspectiva imponente. Ahora bien, ¿sobre qué enemigo ha de ejercer Sarmiento esta ventaja? Aquí la cuestión: por qué sea necesaria “esa sombra terrible de Facundo”. Con Quiroga muerto la “civilización” ha perdido un enemigo, pero ha sido una baja criminal, le ha faltado la sentencia. Esto es lo que el autor nos quiere brindar: el dictamen del tribunal para una muerte merecida pero injustificada. Precisamente será esta falta de jurisdicción es causa de más oprobio, puesto que ahora es más disoluto el tirano.
    Sin embargo la lucha con la sombra de Facundo no es aquella por la memoria y la crítica de un pasado histórico. Mucho más aún la prosa se convierte en palestra donde se miden en el propio presente del autor “civilización y barbarie”. Sarmiento espera que su estrategia le valga la victoria (sobre Rosas, por la presidencia, contra Penaloza, etc.,etc.), es la estrategia de quien no sólo elige el terreno y dispone sus armas, sino que también las del contrincante (al enemigo sólo le queda para siempre la barbarie, sólo con eso puede enfrentarse a la civilización). Las ideas no se matan, más verdad no cabe en ello, siendo que ideas son la trinchera y la zapa, el pabellón y la efigie, la munición y la balística, ellas nos marcan dónde y con qué disparar. Sarmiento no ha sido tan ingenuo como para no darse cuenta que Quiroga convertido en sombra no muere más, él mismo lo ha redimido, lo convirtió en idea para escarnio sempiterno de los vivos.
    Sarmiento nos parece ahora más poderoso que Rosas en 1835 y sin embargo ¿fue para él la victoria? Quizás él haya caído en su propia trampa. La vitalidad impresa que había hecho de su prosa el arma incisiva que fue, le terminó jugando en contra. Tal vez sin darse cuenta él haya roído en los huesos del Tigre para dar no sólo con lo mejor y lo peor de su carácter, sino con algo del espíritu del pueblo al cual él se dirige y del cual (por mucho que le pese) forma parte. Puede ser que esté en los hábitos y esos elementos estructurales en los cuales Sarmiento cimienta su teoría sobre el drama argentino. Quizás es algo más, es la posibilidad de hablar y ser escuchado, es dar cuenta de una existencia que no puede eludir la presencia de lo dicho y obrado.
    ¿Corresponde agradecer un ensañamiento mórbido?, ¿podemos pensar una redención del pasado que no sea a modo de re-presentación y perpetuación del conflicto? Sarmiento quizás en esto no sea ejemplo de pacificador. Si la división es eso que no podemos evitar, el Facundo como testimonio del drama, la tragedia, el horror, el dolor, es nuestro pasado, presente y futuro. Tal vez podamos leer un poco más adentro de lo que Sarmiento (entre otros) escribió, ver en nuestro pasado y presente ese algo inmortal, una idea elemental, como razón que apacigüe, ante la cual valga la pena rendirse y deponer las armas.

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